miércoles

Con dolor en la piel

Cuando tenía 6 años, y aunque parezca increíble, tenía las piernas flaquitas, los pies algo chuecos, y así toda llena de detallitos corría como loca por todas partes; fue así como en varias ocasiones corriendo vereda abajo por alguna calle viñamarina aguasantística, sintiendo ese olorcito rico de Viña en invierno golpeándome la cara, dando pasos torpes, a toda velocidad, y sin avisar... que me encontré de repente con una inesperada pérdida del equilibrio, y una inevitable caída, con que todo pasa muy rápido, y no hay tiempo de reaccionar, de poner las manitos en el piso, y ahí se quedaba un rato uno, llena de raspones en las rodillas, la sangre asomándose, y con dolor en la piel.

Así me siento últimamente, con dolor en la piel y raspones, como si me hubiera ido de bruces, y tan rápido venía corriendo que no sentí nada sino hasta que todo se hizo dolor.

Mejor me hago la valiente, y no lloro (no quiero ser mamona...)

Me paro, respiro hondo para aguantarme la pena, me limpio como pueda las rodillas, y sigo jugando, medio coja, mamá le dió en el clavo cuando me puso mi nombre, verdad?





Tomás me odia
(Metro de Santiago, repleto de gente )


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